Quizá sea hoy cuando me he comenzado a dar cuenta de lo cerca que está. Vivo los exámenes de un día para otro, y precisamente mañana será el último; de historia, antes de la Selectividad. Como siempre vivo pendiente de un examen más allá, solo me queda pensar en esos tres fatídicos días.
La Selectividad está casi a la vuelta de la esquina, y no pasará ningún cataclismo de proporciones bíblicas que permita que todos los pringados (quiero decir estudiantes) no tengamos que pasar por ese trámite.
De momento, mis hombres y yo seguimos haciendo acopio de tropas, municiones, armas y provisiones para afrontar la batalla que estamos esperando desde hace dos años. Estamos a las puertas del objetivo que nos habíamos fijado y no es hora de dejarlo escapar. Haremos lo que podamos, lucharemos con honor e intentaremos ser el rival más correoso que hayan tenido esos hijos de puta. Como siempre, no prometo ganar, pero sí prometo intentarlo.
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