jueves, 22 de abril de 2010

Diez Minutos

Diez minutos es lo que duran cada una de las dos tandas de anuncios durante los capítulos de Los Simpson y la sección de meteorología de TVE. Diez minutos es el nombre de una revista del corazón. Diez minutos es lo que duran algunas canciones instrumentales de power metal. Y por último, diez minutos es lo que tarda un tren de FGC en cubrir el trayecto entre las estaciones de Terrassa y Rubí.

Diez minutos pueden cambiar tu vida para siempre, se pueden hacer muy largos o muy cortos, y algunos, pueden llegar a no olvidarse nunca.

Creo que los diez minutos serán de esos últimos. No puedo decir cada día que me haya "enamorado". Lo pongo entre comillas porque qué sabré yo qué es eso del amor; pero en serio, esta chica era algo más que una de esas que ves por la calle y dices "es guapa" o "me la llevaba al callejón de atrás y le daba lo suyo". No, esto ha sido diferente. Unas están buenas, otras son inolvidables.

Esa chica pelirroja, mediana altura, ojos marrones (algunos dirían que con demasiado maquillaje), ropa discreta, pantalones y botas a juego, bolso marrón en un hombro y carpeta de la UAB en el brazo libre; nunca la había visto por la estación, me habría fijado.


La he mirado en el andén y he apartado la mirada décimas de segundo después. Cuando el tren ha parado para que subiéramos, de entre todos los asientos libres del segundo vagón ella ha elegido el que quedaba libre a mi lado.

Paréntesis: no sabéis lo que me llega a reventar que se siente alguien justo a mi lado cuando están los dos asientos de enfrente y los de medio tren libres. ¿No es mejor ir más anchos? Tengo que decir que esta ha sido la primera vez en la que no me ha molestado. Sigo.

No es que me haya fijado en ella por el hecho que se haya sentado a mi lado, ya me había fijado en el andén. Pero durante los diez minutos de trayecto se me han pasado infinidad de cosas por la cabeza, pensaba tan fuerte que tenía miedo que ella pudiera oírlo. Llegando a Les Fonts he visto la Madre de Mis Hijos, mi Media Naranja, aquella que se pregunte qué gracia le veo a veintidós tíos con corazas y mallas dándose hostias en un continente que no es el mío a las tres de la madrugada.

Ahora mismo, mataría a alguien sólo por saber su nombre.

Mientras la Riera de Rubí desfilaba a nuestro lado camino del río Llobregat, se me han pasado por la cabeza miles de frases de cortesía, miles de formas con las que empezar una conversación, cada una peor y más patética que la anterior. Millones de mirarla A Través De Mis Gafas.

Pues ha pasado lo que tenía que pasar. No le he dicho nada ni ella me ha dicho nada a mí, incluso ella habiendo recibido un mensaje de texto a medio camino. Me he pasado todo el trayecto en la misma postura, mirando por la ventana y, a cortos intervalos, mirándola a ella a través del reflejo en un cristal próximo. He visto que ella también miraba por la ventana. Al llegar a Rubí, me he levantado, mi mochila ha tocado su pie derecho sin querer y he salido del tren; con la sensación de haber dejado pasar la oportunidad de haber cambiado mi vida. Ya lo hice una vez hace años, ¿por qué no una segunda vez? No lo sé, si lo supiera, no estaría escribiendo este post.

En el andén de Rubí, me he encontrado un ex-compañero de clase del instituto y subiendo las escaleras mecánicas me han entrado ganas de llorar. Muchas, pero me las he aguantado. El camino a casa desde la estación se me ha hecho muy largo y he tenido que ceder a mi Chica Anónima un espacio en mi memoria. Aunque sea para reconocerla de nuevo si el jueves que viene la vuelvo a ver.

Cerebro mío, te odio.

2 comentarios:

Ander dijo...

A la gente le hablas de control mental y se le ponene los pelos de punta, pero le hablas de amor y sonrie bobaliconamente ¿La explicacion?
Alguna chorrada, como la supervivencia de la especie o algo asi. Sin duda, en eso nuestro cerebro siempre nos falla.

Anónimo dijo...

A que esperas para montar una expedición a la UAB para encontrarla? Si algo debieras haber aprendido de tu traspaso de superiores a técnicos es que sin riesgo no hay gloria (acuérdate de tus compañeros que se quedaron en superiores y superaron fase selectiva...)

Si te la vuelves a encontrar, lánzate sobre ella y juegatela...