A la hora de comer, me he hecho una pregunta; una pregunta que hará tambalear los cimientos del inminente puente que se avecina:
¿El Día del Trabajo no debería celebrarse trabajando todavía más? Teóricamente, se conmemora que la clase trabajadora obtuvo el derecho de currar las ocho horas actuales, lo cual en los tiempos que corren, es motivo de celebración. Así, trabajando doce horas, la gente vería (veríamos) la importancia de la jornada de ocho horas. Pero bueno, dejémonos de flipaduras y vamos a ver qué nos depara el puente.
Jueves noche, día grande en las discotecas a lo largo y ancho de esta gran piel de toro. Y yo en casa, primero viendo Polònia y supongo que luego leyendo. Ya me conocéis.
Viernes, como esta mañana me he tocado las pelotas y no he hecho ninguna de mis tareas, las voy a tener que hacer mañana por la tarde. A estas alturas del partido, sin prisa pero sin pausa. Por supuesto, me repartiré el trabajo en los tres días.
Sábado, con un objetivo en mente. Por la mañana, al levantarme, haré lo que hago dos veces al año, antes del Clásico. Comprar el diario Sport en mi papelería habitual y leérmelo sentado en el sofá. Ya es una tradición antes de los Barça-Madrid y Madrid-Barça; va bastante bien para empaparse de todo lo que va a suceder. Este año tengo el ánimo por los suelos para ver el partido, pero es para no perder las buenas costumbres.
Por último, domingo; pueden suceder tres cosas:
1. Tras una apabullante victoria del Barça, nos vamos de fiesta a reventarla, de modo que me paso medio día roncando y el otro medio, sin ser persona.
2. Tras una victoria del Barça, nos vamos de buen rollo cada uno a su casa y Enzo Ferrari en la de todos. Entonces, quizá por la tarde quedemos para hacer algo, quién sabe.
3. Tras una humillante derrota del Barça nos vamos de mala hostia cada uno a su casa a sobarla. El lunes ya será otro día.
Pero eso no es todo, no sería un puente tan angustioso si no fuera porque estamos a la espera de la nota de Materiales que presumiblemente tendremos el lunes. No estoy nervioso por saberla porque me da que sea la que sea, va a ser buena. Dedos cruzados.
A la espera del Clásico, nada más que decir, sólo desear un feliz puente (que lo necesitamos).
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