viernes, 3 de abril de 2009

Un quinto de siglo

Empezaré diciendo que el día 8 del presente mes será mi cumpleaños. Aún quedan unos días y un fin de semana formulaunístico por delante para que llegue, pero ya he comenzado las reflexiones al respecto.

Ayer, mientras iba en tren con una de las personas imprescindibles en mi vida hice una reflexión rápida que quizá pudo sonar mal dicha de repente: "La gente suele morir en torno a los 80 años y yo haré 20; lo cual significa que he desperdiciado una cuarta parte de mi vida". Fui drástico, lo sé, no todo ha sido desperdicio y menos mi relación con él. Pero no me falta razón.

Veamos cómo ha ido hasta ahora, como le gustaría a Shakespeare, la Obra de mi Vida:

Acto I: Los Años Fotográficos
Comprende la etapa desde mi nacimiento (1989) hasta el día que entro en el colegio, en la clase de Preescolar (septiembre de 1992, en plena Depresión de la Barcelona Post-Olímpica). Como es obvio, no recuerdo apenas nada de la época y todo lo que he visto, ha sido en las fotos que me hicieron mis padres con una cámara de carrete que debe yacer en algún vertedero desde hace años. Recuerdo nada, un par de detalles: la sintonía de la serie "Veïns" de TV3, un flash de la Copa de Europa de Wembley del Barça y poco más.

Acto II: El Primero de la Clase
En la etapa de Preescolar (septiembre 1992 - junio 1995) se ve que sobresalgo en todas las materias; modestia aparte ahí están mis notas de la época. Mi madre me enseñó a leer más temprano que a otros niños y eso hizo que incluso leyera un fragmento ante el director del colegio en algún punto de estos tres años. Recuerdo la Casita de Plástico, la Tortuga del Patio, la Bassa de los Peces y en general, el amplio patio del que disponíamos. Fue la época de los juegos y las risas.

Acto III: Los Años Borrosos
Comprende los primeros cuatro años de educación primaria (julio 1995 - junio 1999). Recuerdo pocas cosas de la época, debería recorar más, creo yo. Los juegos en el patio de 1º y 2º de primaria y después en el de 3º y 4º son los recuerdos más vívidos que conservo. Esta fue la época en la que comenzamos a ir de vacaciones a Benamargosa, provincia de Málaga, la que es mi segunda ciudad (o pueblo). Allí conocí a un montón de niños y viví algunos de los mejores ratos de mi vida correteando por la pendiente de mi calle y jugando en la parte plana. Uno de los recuerdos es el interminable tramo de la N-340 entre Lorca y Vélez-Málaga, rodeado de calor, atascos y cansancio.
También fue cuando comencé a ir a inglés a mi academia de cabecera, lo que me dio una enorme ventaja para el inglés del colegio. Tengo pocos recuerdos de entonces, pero los conservo muy vivos porque hasta hace poco aún daba clase ahí.

Acto IV: El Estirón
Comprende desde quinto de primaria hasta la entrada al instituto (septiembre 1999 - junio 2001). Hasta la época, siempre había sido un niño bastante esmirriado y nulo para los deportes, aunque nadie me quitaba mi media hora de fútbol en la hora del patio, ahora ya en pista de cemento. Pegué el estirón en el verano de 1999 en la que me dieron una especie de vitaminas o algo así que venía en ampollas, llamada (me acuerdo) Metabolicum. Pero también fue un estirón mental. Durante la primaria, mis notas se habían ido manteniendo, pero a partir de 5º, fui en caída libre, cada examen era peor que el anterior.
Entonces no lo sabía, lo supe años después: estaba quemado. Cada día el mismo horario, la misma hora de levantarse y acostarse (no me dejaban quedarme despierto más allá de las 11 de la noche), las mismas asignaturas, los mismos temarios, los mismos profesores, las mismas caras y el mismo todo día tras día; sumido en una rutina que me estuvo matando hasta que dejé el colegio en el glorioso junio de 2001.
Los únicos paréntesis en esta quemazón fueron las Colonias del Delta del Ebro en 5º y el Viaje de Fin de Curso a Mallorca en 6º.
Las colonias fueron toda una experiencia sobre un ecosistema totalmente distinto del mío, y supusieron los primeros choques con las chicas de los que no salí bien parado, dejémoslo así. Siempre me acordaré de aquellas infinitas extensiones de arrozales por los que intentábamos navegar con barcas típicas, al canto de "Del barco del Chanquete no nos moverán". Aquellos pueblos de la Catalunya sur, los caminos polvorientos por los que corría la furgoneta de aquellos que no sabían o no podían ir en bici (por aquél entonces yo aún no sabía ir en bici).
El Viaje de Fin de Curso de Mallorca lo hicimos más que nada por tradición del colegio, los del 8º de épocas pasadas ya lo hacían; aunque a nosotros nos costó mucho tirarlo adelante. Hacía poco de la reforma de la ESO y nuestros padres creían que éramos demasiado pequeños como para irnos de fin de curso, pero aún así fuimos y nos lo pasamos realmente bien; alojados en el Hotel Riutort de S'Arenal. Recuerdo la piscina, la malísima noche que pasé en el barco que nos llevó a la isla, la mesa de billar y la agónica final de Champions League entre Valencia y Bayern de Múnich, con nuestro hotel petado de alemanes, entre otras muchas cosas de aquél viaje.

Acto V: ESO y aquello
Comprende desde septiembre de 2001 hasta julio de 2003, hasta que empiezo 3º de ESO. Aunque la adaptación por parte de mi colegio a la nueva ESO me hubiera cogido, no me hubiera quedado, así que tuve que ir a uno de los institutos públicos de Rubí, donde sólo conocía a cuatro personas más de las cuales no tengo contactos actualmente con ninguna. Mi grupo principal de amigos de la época se había ido a otro instituto, uno privado, en Sant Cugat y perdimos bastante el contacto. Por lo tanto, me vi forzado a forjarme un nuevo grupo entre tres líneas de ESO con 25 chicos y chicas en cada una y con nuevos peligros como las malas amistades sobrevolando el ambiente. Sólo cuatro días antes de entrar al instituto habían tenido lugar los atentados del 11-S y todos estábamos un poco alucinados todavía.
En el edificio antiguo del IES El Bullidor conocí al grueso de mis amigos actuales, con los que me veo siempre que podemos; el proceso de forja no fue nada fácil, muchos se quedaron por el camino por cuestiones académicas o personales. Al igual que ahora, comencé yendo con todos y presenté mi tarjeta de visita en las Colonias de 1º de ESO, destinadas a que aquellos que veníamos casi solos nos integráramos en los grupillos. Eso fue lo que hice precisamente, recuerdo montones de cosas de aquellas Colonias, que fueron un excelente punto de partida.
Por aquél entonces, el instituto era muy fácil y reventaba casi todas las asignaturas que hacía, no sacaba tan buenas notas desde Preescolar. Cada día estaba más motivado y con más amigos con lo cual se me hizo una época feliz por lo general; aunque fuera el principio de la adolescencia.
En otro lado, en Benamargosa, disfruté de los últimos años de amistad con los chicos de mi calle, un año más tarde habrían comenzado a fumar (y no sólo cigarrillos) y tendrían moto (si no tienes una, allí no eres nadie, no puedes hacer nada) por lo que no estarían en sus domicilios. Aquél fue el último verano feliz en el sur de España.

Acto VI: La Nueva Vida
Entre septiembre de 2003 y julio de 2005 fui dejando la niñez a pasos agigantados. Los exámenes comenzaron a no ir tan bien como siempre y ver a gente que se estrellaba sus estudios por culpa de las drogas llamadas blandas fue una constante durante estos años y el anterior. Yo decidí tomar el camino de mis amigos, que fue el de mantenerse al margen de todo tipo de malas compañías y centrarme en mi grupo, es la época en la que se forjó la imagen "definitiva" que tendré siempre de ellos. Las Colonias de 3º de ESO en el Camp de Tarragona ayudaron a ello. Visitamos el acueducto romano y las indústrias químicas, además de convivir en una habitación con tres colegas más. Eran días de chicas y ligues para unos, y de introspección para mí y alguno más. Recordaré para siempre el minicrucero por el puerto de Tarragona, y el sol matador que entraba por las ventanas del autocar con el que nos movíamos donde expandí mi grupo de amigos.
No he dicho que en ésta época las notas me importaban poco, lo importante era aprobar fuera como fuera para sacarme la ESO y mirar adelante, hacia el "dificilísimo" Bachillerato. Fue la época en la que empecé a salir (no de fiesta) con mi grupo de amigos y donde se desarrolló mi comportamiento social, supongo.
En 4º de ESO entraron varios componentes más al grupo, algunos femeninos, que hicieron que éste cambiara radicalmente. Hasta entonces nunca me había juntado con chicas en plan grupo y la experiencia estuvo bien.
Ellas certificaron su entrada al grupo durante el Viaje de Fin de Curso de 4º de ESO, a Jaca, provincia de Huesca. Era el único destino que sacamos en limpio entre el "sector naturista" (apoyaban el barranquimo, senderismo o esquí) y el "sector urbanita" (apoyábamos playa o gran ciudad europea) del cual yo formaba parte. Al final los urbanitas tuvimos que ceder en favor de los naturistas, apoyados por unos padres y profesores que querían que nos fuéramos lo más cerca posible.
En Jaca viví experiencias muy buenas y experiencias muy malas. Las buenas fueron las interminables partidas de cartas y de Uno que me marqué con los compañeros y compañeras, las malas fueron aquella titánica prueba de supervivencia que se convirtió para mí un día de simple senderismo. En cuanto al barranquismo, quien me conoce sabe que me da bastante miedo no tocar al fondo del agua, así que siempre diré que estuve a punto de ahogarme.
De todos modos, fue un enorme Fin de Curso. Algún día hablaré más largo y tendido.
En cambio, la calle Federico García Lorca aparecía más triste y desolada que nunca. Apenas volví a ver a mis antiguos amigos, y si lo hice era mientras ellos arrancaban la moto para tirar cuesta arriba. En aquél tiempo, me refugié en casa, con un enorme montón de libros, entre los que me había traído y algunos que había comprado. Pocas veces más me vieron por la calle.

Acto VII: Bachillerato
Comprende entre septiembre de 2005 y julio de 2007 y corresponde a los dos años de Bachierrato. Fue una época académicamente difícil, no iba sobrado en ninguna asignatura, inglés aparte. En cambio, socialmente fueron los mejores años de mi vida; empecé a relacionarme como nunca y a salir con mi grupo como nunca aunque no de discotecas; hasta que lo estropeé todo. Sí, lo estropeé yo y es el Gran Error de mi Vida, no voy a hablar de él aquí. La cosa es que de repente, me vi solo como un perro, marginado en un lugar de la clase que no era el mío, en silencio durante cinco o seis horas al día y peleando salir adelante, contando los días que quedaban para la Selectividad. Mis notas no mejoraron aún y a estar apartado de todo lo que había conocido hasta entonces, reprochándome desde entonces hasta el día de hoy aquél error que cometí. Poco a poco, pasito a pasito, naipe sobre naipe, fui recuperando parte de lo perdido; pero nunca más algo como antes.
Mi nueve en el treball de recerca y el posterior triunfo en la séptima edición de los Premios José Cantero de la Fundación Epson significaron la primera contracción de músculos para empezar a levantar cabeza.
La Selectividad me fue lo suficientemente bien como para tener una nota mayor que la del corte para Ingeniería Industrial en la ETSEIAT de Terrassa, donde me esperaba una nueva vida.

Acto VIII: El Curro
Julio de 2007. Ya tenía edad para trabajar, así que trabajé durante ese mes. Estuve 13 días en Salvesen Logística, la que yo llamaba Nevera Gigante, es un gigantesco almacén frigorífico pasado el límite de Rubí. Fue el julio más plácido y divertido de mi vida, trabajando en un ambiente de 5ºC mientras afuera había más de 30ºC, acompañado de un buen ambiente por lo general; donde se forjó el Club de la Iluminación. Este club fue el resultado de estar tres días durante ocho horas manipulando Petit Suisses sin parar, debíamos mantenernos cuerdos de alguna forma y lo hacíamos haciéndonos preguntas y respuestas difíciles los unos a los otros y respondiéndolas. Llegó a parecerme mentira que me pagaran ocho euros la hora por pasármelo bien, aunque me cansaba mogollón. El primer día, llegué a casa totalmente molido.
Después de que me echaran, trabajé dos días y dos horas (tenía contrato de 5 días) en Europastry, en Rubí. Estaba como "ayudante de línea" al principio de la cadena de elaboración de los donuts de la marca que fabricábamos. Yo sólo debía ocuparme de que estuviera todo limpio, de reponer la harina de los harinadores y de hacer un pequeño control de calidad cada 20 minutos. Hacía calor y me tocaba hacer tareas muy distintas, lo cual no ayudó a que me gustara. Lo que sí que me encantó fue ver paso a paso el proceso de elaboración de los donuts, una auténtica virguería que todos deberíamos ver alguna vez.
Al tercer día, tenía que ir a matricularme para la universidad y se lo comuniqué a mi superior, me dijo que no había problema aunque me instó a que trabajara las dos horas que podía hacer. Al volver a casa tras la matrícula, recibí una llamada de la ETT diciéndome que no hacía falta que volviera. Al menos me sacudieron 20 euros de finiquito.

Acto IX: Los Meses Convulsos
Durante ese tiempo, entre julio de 2007 y junio de 2008, las aguas sociales intentaban volver a su cauce muy poco a poco. En agosto, comencé a salir con la única chica con la que he he tenido una relación en mi vida; una relación que duró 10 convulsos meses y que compaginé como pude con mi recién estrenada carrera universitaria. Fueron meses de comer mal y dormir peor, de culo todo el día, agobiado por unas asignaturas que se me iban de las manos y por una chica a la veía menos de lo que me hubiera gustado.
Con ella supongo que seguimos bastante los pasos de una relación amorosa "normal" si es que hay alguna normal, ya sabéis. Pero día a día la cosa se fue enfriando hasta llegar un momento en que un cúmulo de factores lo mandó todo a la mierda, estábamos a las puertas de finales del segundo cuatrimestre.
No digo que fuera de ella toda la culpa de que el primer cuatrimestre fuera el peor que he hecho en toda la carrera aprobando 1 de 5, pero sí que algo de culpa sí que tuvo. Simplemente, no tenía tiempo para todo. Aún así, no reniego de absolutamente nada de lo que hice e hicimos.
El viaje a Nueva York del año pasado pone el broche de oro a esta época.

Acto X: Candidato a Ingeniero
En este acto es en el que estoy sumergido ahora mismo, intentando tirar mi carrera hacia adelante con unas relaciones sociales bastante normalizadas. Vuelvo a tener mis amigos de antes y conozco a multitud de gente de la universidad (el otro día los conté a todos y llegué a contar unos 60 y pico) lo cual siempre hace las cosas más llevaderas. Y va y llega mi 20º cumpleaños.

Un quinto de siglo, una vida por detrás. Y por delante.

Ahora decidme... ¿he desperdiciado mi vida?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Decididamente, no. No la ha desperdiciado. Todos cometemos errores, pero lo importante es aprender de ellos...

Lo más irritante es que los que no estudian, trabajan, y durante unos años eres un pringado (ellos tienen moto y tú no).

Pero el que ríe el último, ríe mejor. Sirva esto de consuelo.

Daniel Alarcón dijo...

Como siempre, que usted me visita, tengo que darle las gracias por hacerlo y por depositar sus muestras de apoyo. Esperemos que sea verdad lo que dice y al final sea yo el que ría mejor (y usted que lo vea).

Le doy también gracias especiales porque leer toda la entrada entera le habrá traído un buen rato así que le agradezco también este esfuerzo.