jueves, 19 de febrero de 2009

Gente del Tren: El hombre que susurraba (a los móviles)

Terrassa, tren de las 19:30, línea S1 dirección Barcelona.

En total éramos cinco UPCeños que volvían de su jornada en la universidad, yo incluído. Los que me acompañaban ayer no es que los conozca demasiado por cosas de los grupos, así que me distancié un poco.

De los cinco, tres se sentaron en un grupito de asientos y dos en otro, al lado de un hombre que entró con nosotros. Éste es nuestro personaje de hoy.

Alto, grande, ancho, dedos rechonchos, pero nada de esto en exceso. Nada más sentarse en el asiento, se puso a hablar por el móvil, y no paró ni el rato que estuvimos parados esperando a que el tren arrancara ni en los 10 minutos de trayecto entre Terrassa y Rubí. Totalmente vestido de negro, chaqueta, suéter, pantalones y zapatillas (ni deportivas ni formales). Me fijé especialmente en los objetos que acarreba, eran tres.

En primer lugar, un pliego de folios, unos quince aproximadamente, con un membrete de Microsoft. Lo escrito eran celdas y tablas, supuse que de datos técnicos. Me sorprendió lo de Microsoft, sinceramente. En segundo lugar, un libro algo voluminoso, titulado "Posicionamiento en buscadores. Edición 2008"; lo cual corroboraba la hipótesis de un informático. El tercer objeto era un tipo de funda pequeña con el logo de ASUS inscrito en la tela. Era demasiado pequeño para ser un portátil pequeño, sería algún otro tipo de gadget de última tecnología que me gustaría tener. Todo esto me llevó a fijarme en el móvil, no era último modelo pero en ningún caso era anterior al primer iPhone que salió al mercado.

Hasta aquí, nada raro, nada curioso. Pero normalmente, y lo sé por experiencia, aquellos que hablan compulsivamente por el móvil dentro del tren, suelen hacerlo a gritos, haciendo que los demás nos enteremos de su banal e insulsa conversación. He presenciado escenas como estas un montón de veces y siempre acaban igual; en el andén de Terrassa. Pero nuestro hombre de hoy, no.

El hombre susurraba. Me sentaba a apenas medio metro de distancia de él y sin embargo no conseguí escuchar nada (también gracias a la conversación de mis compañeros UPCeños). Ni siquiera pude concretar el idioma en el que hablaba. Sólo oí un "sí" algo más alto de tono, lo cual cerraba el círculo entre el castellano, el catalán y el ¿gallego?. Todo esto me llevó a pensar un poco.

Por el tono, parecía una conversación con su pareja. El hombre hablaba más bien poco, así que era plausible la hipótesis de que la parienta le estuviera echando la bronca al otro lado de las ondas. Pero si fuera así, trataríamos con un hombre débil moralmente, que no supo imponer sus argumentos (durante los 10 minutos) ni una sola vez.

La otra opción que se me pasa por la cabeza es la conversación de trabajo. No conseguí diferenciar ningún tipo de jerga informática de sus susurros, así que es todo un misterio. Si fuera una conversación de trabajo, el tono sería el correcto aunque a esas horas la gente ya está plegando de sus trabajos para ir a casa a descansar. Tampoco debía tratarse de un asunto top secret porque ese tipo de cosas no son como para hablar a viva voz en el tren, por mucho que susurres.

¿Quién sabe? Realmente tuve la cabeza comida durante un rato y luego decidí que era un personaje perfecto para un Gente del Tren. Todo esto me lleva a dos conclusiones:

1.- Prefiero que la gente hable un poquito más alto.
2.- Tened cuidado, un gilipollas con gafas que monta en la S1 de los FGC puede estar analizándoos, escuchando vuestras conversaciones y lo que es peor, hablar de vosotros en su blog (sin nombres ni datos personales).

Pero bueno, me consuela saber que siempre habrá alguien de quien hablar en el marco de Gente del Tren.

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