En entradas anteriores, dije que el Gusanillo Viajero ya estaba revoltoso, haciendo de las suyas, manipulando mi mente para que todos los pensamientos llevaran a Londres. Pues bien, ahora me está empezando a tocar un poco las pelotas.
Independientemente de lo que diga el reloj de Blogger, ahora mismo son las 4:50 de la madrugada y no he podido pegar ojo desde las 2, hora a la que me he acostado. Tengo muy claro que son los nervios, pero el Gusanillo nunca me había dado tan fuerte como esta vez. Y menos mal del portátil, porque sin él, seguramente no estaría escribiendo estas líneas.
Esta será seguramente la última entrada que escriba antes de pirarme (y ahí os quedáis) y ahora mismo me estoy planteando quedarme despierto hasta que salga el sol. Hay que decir que nuestro avión sale mañana a las 6:20 de la mañana, de modo que, al menos yo, no dormiré. Eso querrá decir que me tendría que tirar dos noches sin dormir... mucho Red Bull veo por aquí...
Cuenta... 6:20, dos horas antes en el aeropuerto de Girona, sal una hora antes de casa en coche, veinte minutos de imprevistos... 3 de la madrugada, creo que pasaré de dormir.
Dormido o no, estoy nervioso y tengo que confesarlo. Esta vez no hay papis que te saquen las castañas del fuego ni que te puedan defender de un funcionario de seguridad mal follado ni pueden pagarte las cosas si vas corto de pasta. Es como para ponerse nervioso, ¿no? Fijaos que a estas horas tengo las tripas un poco revueltas y no sé si es de los nervios o del allioli de este mediodía (se me suele repetir bastante).
¿Cuántas horas quedan? Demasiadas.
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