miércoles, 17 de junio de 2009

A 50 metros

Ante todo, gracias a todos por los ánimos depositados en el post anterior. Debo decir que habéis batido el récord de comentarios en un solo post, lo cual me pone contento, es bueno saber que no estás escribiendo para ti solo. Dichos comentarios, no han servido de mucho porque la masacre en Mecánica ha sido peor que la de Columbine pero de eso ya hablaré a contiunación; dejadme ir por partes.

Para aquellos que no conozcan Terrassa, o la conozcan poco, haré un poco de Google Street View. Siempre os he hablado de la ETSEIAT, mi actual escuela de ingenieros en la cual mis días están contados a tenor de los resultados obtenidos en el examen anteriormente mencionado. Hoy, con la intención de ver qué pasos tengo que seguir para iniciar una nueva carrera, en el caso más probable; he caminado unos metros menos, para llegar a la EUETIT, la escuela de ingenierías técnicas.

Es increíble lo que llegan a separar cincuenta metros. Dos estilos, dos filosofías de estudio, dos formas de ver la vida, dos sueldos, dos penas y dos glorias... la brecha entre superiores y técnicos que sólo el Plan Bolonia tapará y no de un día para el otro.

¿Por qué he recorrido cincuenta metros menos? Mecánica, como ya sabéis. Dije en su día que era como lanzarse con una tabla con clavos contra una división acorazada y el resultado ha sido exactamente el previsto. Muerte brutal, causada, según el informe forense, por aplastamiento indiscriminado con ejercicios no-factibles. El caso es que éramos varias docenas de personas que hacíamos exactamente lo mismo y hemos acabado del mismo modo. A lo mejor nuestros huesos se enganchan con la oruga de los M1 Abrahams y éstos paran un poco el carro. ¿Habrá revisión? ¿Habrá Campana de Gauss cuando se den cuenta que aprueban 5 de 90 matriculados? ¿Corregirán el procedimiento en lugar del resultado? La respuesta a todas éstas preguntas es la misma: NO. De hecho, uno de los damnificados ya ha fundado un grupo de Facebook al que me he añadido.

Y ahora, unos a cuatrimestre de gracia y otros a técnicos.

Aquí acaban mis sueños. Desde que descubrí la Formula 1, quise ser mecánico de boxes, y luché para ello hasta la tarde del examen parcial de Mecánica. Toda mi vida académica ha ido dirigida a ese objetivo y ahora me encuentro sin sueño, sin meta final. Tengo una nueva vida por delante y un nuevo futuro para dar vueltas.

O eso, o apruebo Mecánica.

No hay comentarios: