La diferencia entre Johnny cogió su fusil y Dani cogió su marcadora es que esta vez a nadie le tienen que amputar brazos y piernas ni ha perdido el rostro. Es lo bueno del Paintball, que no mueres. Hoy ha sido mi primera vez.
Equipo negro (los míos) contra equipo verde (los otros). Espero al pitido del monitor y árbitro para iniciar la contienda. Escuchamos el silbato y nuestras filas se rompen, dispuestos a defender el fuerte que tenemos detrás. Objetivo: que los verdes no lleguen al fuerte eliminándolos.
Rápidamente, nos apostamos tras la primera línea de barricadas, mientras el primer fuego (o pintura) llega desde lo lejos. Escruto el horizonte, los contrincantes están bien defendidos; de vez en cuando asoma alguna máscara y algún cañón, pero poco más. Abrimos fuego casi por que sí, no hay apenas tiempo ni habilidad para disparar con la mirilla. Intento alcanzar a uno de mis contrincantes desde la barricada pero no tengo ángulo. Cuando me olvido de él, me uno a la lucha que está teniendo un compañero con un contrario. Entre los dos acabamos con él, pero no sabemos a quién atribuir la baja. +2 de moral.
Considero arriesgarme a salir de la barricada arrastrándome como puedo con un dolor de rodillas de la hostia; y en un pequeño momento de calma decido salir. Alcanzo la siguiente barricada, mientras una nube de bolas anaranjadas corta el aire sobre mi cabeza, mi propio jadeo no me deja oír los silbidos de las balas.
La siguiente barricada tiene un ventanuco a través del cual puedes mirar y disparar, pero se convierte en una trampa; ya que es demasiado grande y por ahí las bolas de pintura pasan perfectamente. En medio segundo observo que mis compañeros también han avanzado algo y constato que lo nuestro es la defensa y no el ataque.
Gasto diez balas en intentar alcanzar al mismo contrario que antes, ahora tengo un poco más de ángulo y puedo disparar más cómodamente. Mis rodillas se quejan y mi máscara choca patosamente contra la marcadora. El contario al que estaba asediando afina su puntería, y una ráfaga de balas entra por el ventanuco, consigo esquivarlas y disparar por el lateral de la barricada. Observo al final del campo que otro contrario ha caído.
Cuando creí haber desviado su atención al lateral, vuelvo mi visión al ventanuco y disparo como si nos regalaran las balas. Después, todo naranja. Headshot.
[Hasta aquí la épica]
Cuando te disparan en plena cara, tardas un par de segundos más en reaccionar. Primero por el susto que te llevas, segundo porque es como raro quedarse sin la mitad de visión de un momento a otro. Por un momento, sé lo que siente Marge Simpson cuando Homer la intenta maquillar con su Escopeta Maquilladora.
Levanto mi marcadora y grito "muerto" para señalizar que estoy fuera de la partida, me incorporo lentamente y levanto mi mano izquierda. El contrario que me ha eliminado me remata con un balazo en la ingle y otro, desde bastante cerca, dos balazos en el tríceps izquierdo que pican que te cagas.
Me encamino lentamente al final del campo, vigilado de cerca por cañones de marcadoras enemigas. Me han matado pero sonrío, es la hostia. El monitor aprovecha para hacer un primer plano de la visera de mi máscara, cuya parte izquierda está completamente cubierta de pintura naranja. Sonrío para la foto, sin ser consciente que mi boca no va a salir porque está tapada por la máscara. Me siento imbécil, pongo el seguro de la marcadora y el tapón del cañón; y finalmente, me reúno con el grupo de "muertos". Comentamos la jugada y esperamos a la siguiente batalla.
Guerras de mentira para los que esperan no tener que librar una guerra de verdad, para los que nunca hemos tocado un CETME en la mili (y de hecho, nunca he tocado un arma de fuego de verdad quitando las escopetas de la feria) y Kalashnikov les suena a dirigente comunista.
Ha sido divertido.
1 comentario:
Seguro que lo ha sido, pero yo aun no tengo ninguna gana de probarlo.
P.S. Lo de la Escopeta Maquilladora ha sido... simplemente... hilarante.
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