lunes, 2 de agosto de 2010

Capitales, ciudades y pueblos

DISCLAIMER: ESTE POST ES PRODUCTO DE MI CEREBRO. CUALQUIER AFIRMACIÓN HECHA EN ESTA ENTRADA NO TIENE POR QUÉ CORRESPONDERSE TOTALMENTE CON LA REALIDAD. SI NO TE GUSTA, ES PROBABLE QUE TENGAS UNA TOLERANCIA A LA OFENSIÓN DEMASIADO BAJA PARA MIS ESTÁNDARES.

España es un país raro, "different" según los estándares de antes y raro según los de ahora. Es un fallo del concepto del estado-nación y el espejo al que mirar cuando otro país está jodido.

Catalunya es otro país todavía más raro, fijaos si llega a ser raro que está incluído dentro de otro que es España. Para colmo, no se conforma con estas dividido en províncias (a la francesa, ya sabéis) si no que además tiene que estar dividido en vegueries y comarcas.

El concepto de comarca es tan raro como pueda serlo el de condado a la inglesa (shire) o a la norteamericana (county). Suelen tener cierta base histórica e identitaria, pero lo que no suelen tener es dos capitales. Este es un hecho sólo digno a sitios raros, como el Vallés Occidental, que está dentro de un sitio raro que es Catalunya y que a su vez (por ahora) está metida en un sitio raro que es España.

Entremos en las cosas raras de verdad. El Vallés Occidental tiene dos co-capitales (la única en la que se da ese hecho), Sabadell y Terrassa; dos ciudades que por así decirlo, serían como dos siameses que se odian. Uno vestido de traje y el otro de punky, o mejor dicho, uno pueblerino y el otro urbanita. No se me ocurre una definición mejor.

Terrassa: mi ciudad de nacimiento y de estudios, a veces de ocio. Sabadell: mi ciudad de trabajo hasta hace unos cuantos días. Nada más.

El otro día, me disponía a pasar una noche de ocio en Sabadell y, yendo por la Carretera de las Curvas, tuve una serie de reflexiones muy interesantes con un amigo mío. Él también tenía la sensación de estar en un pueblo cuando pisaba Terrassa y en una gran ciudad cuando pisaba Sabadell. Y ahora es cuando vienen los aplausos o los abucheos.

Dejadme explicarme. Es una cuestión de sensaciones, de lo que siento, de lo que me inspira.

El urbanismo de Terrassa me habla de un pueblo grande, de un centro histórico bien conservado pese a las cafeterías de moda y las tiendas de productos Apple de segunda mano.

Fue un pueblo que ha crecido de forma radial, edificando sobre todo lo que se encontraba a su paso y dejando verde tan sólo la zona de Vallparadís y no por falta de ganas, si no por orografía pésima. Pero por el contrario, pasear por el casco histórico (algo necesario si quieres ir desde la estación hasta la UPC) es hacerlo por callejuelas estrechas cuyos edificios, algunos, conservan el sabor de antaño. En cambio, su skyline es deprimente. Se compone por el puñado de torres de Ca'n Jofresa, las dos del Segle XXI, la Mútua de Terrassa y unas cuantas chimeneas históricas. Quitando las chimeneas, sólo quedan ladrillos de hormigón desperdigados por la ciudad, dando la impresión de que todo ha sido improvisado. En cambio, de este puto pueblo salen excelentes ingenieros industriales, únicos ingenieros textiles y los mejores ingenieros aeronáuticos/aeroespaciales.

Sabadell, en cambio, me inspira la sensación de estar en una gran ciudad, aún y tener sólo unos pocos habitantes menos que Terrassa (para cifras, consultar Wikipedia).

Sabadell también creció a lo bestia, pero esta vez a lo largo de un río y una línea de ferrocarril. Por el contrario, al menos, hubo una cierta planificación urbana. Las grandes avenidas sabadellenses por las que se encuentran todos aquellos que se quieren sacar el carnet de conducir hablan de una ciudad con aspiraciones de ser grande. Es el Eix Macià el que dice "eh, aquí está mi candidatura a ciudad grande". Edificios de más plantas de las que puedo contar, llamados rascacielos; al lado de un parque verde con un estanque. Centros comerciales, ¡un Corte Inglés! El casco histórico es una broma de mal gusto, siendo bastante más pequeño y peor conservado que el de Terrassa. Cinco estaciones de ferrocarril contra las tres (una nueva) de Terrassa. La UPC no tiene campus aquí, pero la UAB está a un tiro de piedra.

Y sin embargo, ambas están condenadas a entenderse, a ser co-capitales y a fusionarse urbanísticamente a largo plazo. No es nada nuevo decir que el pique que tienen las dos ciudades es de esos que sólo una rivalidad por ser "el que más" puede generar. No es ese pique entre Rubí y Sant Cugat que los rubinenses sabemos perdido, si no un pique en el que los dos picados creen ser ganadores y que se ven como la ciudad grande de referencia fuera del área metropolitana.

A los demás, como a mí, sólo me queda mirar el asunto de lejos, desde este blog.

2 comentarios:

Ander dijo...

¡Aqui lo que pasa es que nos teneis envidia a los vascos! Pues que sepais que por mucho que lo intenteis, no vais a superar el "pique" entre Donostia y Bilbao. Y todo eso de las vegueries y comarcas no es mas que otra expresion de la envidia que nos teneis, ya que hasta ahora las vascongadas eran las unicas provincias con capitales que no determinaban los nombres de estas. Pero claro, ahora haceis todo lo posible por ser la comunidad mas odiada por los estudiantes de geografia ¡pues no lo vais a conseguir! A partir de ahora la CAV estara dividida en 27 "herrialde"(s), "batzarre"(s) y "herribildu"(s), y elegiremos los pueblos con los nombre mas largos e inpronunciables ¡Muajajajaja!
Eso si, esto con Franco no pasaba, ya que todos sabemos que entonces todos esos "estanes" eran la URSS.

P.D.: Ironía.(Del lat. ironīa, y este del gr. εἰρωνεία).f. Figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice.

Daniel Alarcón dijo...

Ver escrita la palabra "Vascongadas" me da el mismo nosequé que ver cosas como "San Cucufato del Vallés" o "San Baudilio de Llobregat"...

Y que Catalunya sea la comunidad más odiada por los estudiantes de geografía me da igual, porque también es la más odiada por los amantes de los toros, por los nostálgicos del régimen (el franquista, no el de la "operación bikini"), por los monolingues que creen que a los catalanes nos gusta hablar catalán para tocar los huevos al personal, por Aena, por Adif, por Endesa, etc.