Podría hablar del verano, podría hablar de las tardes en las que Rubí se convierten en un poblado del Far West y los matorrales rodadores campan a sus anchas por las calles. Podría hablar de mis noches sin dormir gracias a las altas temperaturas y podría decir que peor están en Moscú. Podría hablar de las ganas que tengo y que no tengo a la vez de ir a trabajar. Podría hablar de lo lejos que queda Menorca en mi memoria.
Podría hablar de como paso estos días, podría hablar de mi relación amor-odio con la playa, podría hablar con las salidas nocturnas y de las juergas nocturnas, podría hablar de que cómo un abstemio se convierte en bebedor esporádico y encima le gusta. Podría hablar de ocasiones echadas a perder, una vez más (en mi defensa he de decir que esta vez no vi en ella a la Madre De Mis Hijos). Podría hablar larguísimo y tendido como estoy (estamos) llevando estas semanas en las que mi grupo de amigos se ha vuelto cabeza abajo. Podría decir que no tener a mis padres por casa está cambiando radicalmente mis costumbres caseras, pero no sería verdad.
Podría hablar de la simbiosis entre Simtropolis y SimCity. Podría hablar de mi michelín, de mi báscula y de mis remordimientos al comerme un helado; que tienen el mismo tono que cuando juego al SimCity cuando tengo que estar estudiando. Podría hablar de cómo estoy pasando el mono de fútbol americano y lo poco que pienso en la fórmula 1. Podría incluso decir que tengo ganas de empezar el curso, sólo para empezar a hacer algo nuevo después de tres años. Podría confesar que me arrepentiré de esta afirmación anterior a los tres días de curso.
Podria hablar de los libros que debería leer y no leo, de las películas y series que debería ver y no veo, de las personas a las que debería llamar y no llamo y de las entradas de blog que debería escribir y no escribo.
Podría confesar que creo que esta es una de mis peores entradas en la historia de este blog. Será el verano...
2 comentarios:
un saludo desde la provincia de León.
Te sigo desde hace tiempo. Te animo a seguir escribiendo.
¡Gracias, Pedro!
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