El sábado volví a sentir en mis carnes lo que se siente cuando te quedas sin internet. Esa sensación de estar aislado del mundo, sin saber lo que sucede en tus páginas habituales, ni cuál será la última moda en Facebook, ni qué habrán colgado nuevo los profesores en el campus virtual. Nada. A dormir tempranito, a las doce; al menos estos días de destierro y de frío invernal me han servido para dormir un poco.
Mi destierro no es total, ya que me sirvo de dos santuarios Wi-Fi para seguir con una mínima actividad en Internet. El primer lugar es la EET (anteriormente EUETIT) dónde gracias a su servicio Wi-Fi para todos sus alumnos puedo seguir haciendo el burro por Simtropolis en vez de estar haciendo cosas productivas para la misma UPC. El otro lado, es la flamante nueva biblioteca de Rubí, de la que hablé en un post anterior (creo) y de la cual también le chupo un poco de Wi-Fi para hacer lo mismo que antes.
Estar tanto tiempo en estos dos sitios, me ha llevado a esta entrada, que he ido pensando rodeado de proyectos de ingeniero técnico (no, no me he olvidado el femenino, es que no existe allí) por la mañana y chonis veteranas por la tarde.
Está siendo duro, pero parece que estoy viendo la luz al final del túnel, en mi enésima+1 llamada a Orange (con un número gratuito, por supuesto) he sacado en claro que mi router está en camino y según el operador "debería llegar mañana o incluso hoy" (palabras textuales). Sigo a la espera, mientras los decibelios a mi alrededor superan en muchos millones lo que cabría esperar de una biblioteca pública. No sé cómo la gente puede estudiar aquí, en serio. Creo que hacerlo sentado en el césped al ladito de la pista 07L/25R del aeropuerto del Prat sería más saludable que hacerlo aquí (hay que ver la cantidad de cosas que se aprenden frecuentando foros llenos de frikis del urbanismo, el transporte, la aviación y demás).
Recuerdo mi anterior Destierro, a causa de la muerte de la placa base de mi ordenador de sobremesa. Por aquél entonces no tenía un netbook, y mi única manera de navegar por mis sitios habituales de la época era hacerlo con los ordenadores de la ETSEIAT o de la antigua biblioteca de Rubí. La única diferencia era que me rodeaban proyectos de ingeniero superior y que las chonis vestían con la moda de la época (hace un par de años).
Como diría Ángel Martín: "Sigo a lo mío".
2 comentarios:
¡Menuda putada! Ni a mi peor enemigo le desearia la desconexion. Y si, lo cierto es que con Sim City y todo lo que le rodea se aprende muchisimo.
Por cierto ¿Como has podido tardar tanto en hablar de alguien con un numero Erdös 3 y que ademas escribe poesia y que ademas tiene hijos (De esto ultimo no estoy tan seguro, no entiendo el catalan muy bien)?
Jejeje... De hecho, hasta que no vi su página y pregunté a Santa Wiki (no confíes demasiado en un beato llamado Google) no supe lo que era el número de Erdös ni qué importancia tenía (que parece que es bastante como para vacilar de ello).
El caso es que además de todo ese chorreo de trabajos, colaboraciones y actividades paralelas; es uno de los mejores profesores que he tenido nunca, siempre teniendo muy claro cuál es el objetivo de lo que nos va a enseñar, de qué nos va a servir y si hace falta, poniendo ejemplos entendedores.
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