La Trinchera

Voy a confesar: tenía ganas de empezar. Es probable que sea el único de todo el aula que tenía ganas de empezar ya.

El Rollo Patatero ha conseguido hacer que tenga ganas de empezar el nuevo curso, me he planteado si merezco seguir viviendo después de esos pensamientos. No es muy normal que digamos, peros sinceramente, ya empezaba a estar un poco hasta las pelotas. Para ganar dinero está de puta madre, pero me he dado cuenta que pasarme ocho horas de pie no es lo mío.

Vuelta a la trinchera.

En apenas unas horas mi cabeza ha girado 180 grados y ha empezado a acumular preocupaciones una detrás de otra como en cualquier otro día en la UPC. Hace tres días, mi máxima preocupación era decidir qué música ponía en la radio para volver del trabajo, ahora ya no. La tranquilidad en el frente es absoluta, es ese tipo de tranquilidad tensa que siempre precede a una gran batalla.

Pues eso, encontrarse con los compañeros ha estado bien, pero hoy he experimentado una sensación nueva que nunca había experimentado antes. Siempre era yo el que se quedaba atrás y veía como sus compañeros lo adelantaban por la izquierda y matriculaban asignatuaras de las que no había oído ni hablar. Ahora soy yo el que adelanta por la izquierda (al menos este año) y veo por el retrovisor a algunos compañeros que se han quedado atrás. Me sabe mal por ellos, sólo volveremos a vernos por los pasillos o en las pocas asignaturas que compartamos. Con la diferencia de que antes esta sensación era amarga y me dejaba la cara verde como el increíble Hulk, ahora es mala y punto.

Sigo con ganas de avanzar temario. Prometo escribir la entrada correspondiente cuando esté hasta la polla. Esperadla para el viernes, más o menos.