Este blog llevaba tiempo sin ver uno de mis derrames mentales, creo que ya toca. Empiezo.
Nunca un café con leche me había sentado tan bien. 1,25 euros y levantarse a las 6:30 de la mañana son un precio baratísimo que pagar con tal de vivir lo sucedido esta mañana. Lo mejor de todo es que realmente, no ha sucedido nada pero ha sucedido todo. Sí, creo que hoy voy a estar bastante críptico.
A esas horas, esa cafetería se encuentra frecuentada por los UPCeños más madrugadores, los que tienen clase a las 8 o las 9, como nosotros. Los periódicos deportivos barcelonistas del día (y de días anteriores) rondan por las mesas. El delicioso aroma de café mañanero domina el ambiente y lo llena de calidez. Y yo que pido dos cafés con leche. Opto por meter el paraguas dentro de la mochila porque sé que al salir con prisas me lo dejaré. Y nos sentamos.
Saltando de tema en tema, con una agilidad y lucidez impropia de las 8 de la mañana, la hora se me ha hecho corta. Tú hablas, yo escucho; marca de la casa. Ya sucedía esto hace tiempo y me doy cuenta que no he perdido mi habilidad para escuchar, una de las pocas cosas que se me dan bien. Me interesa lo que dices, me gusta cómo me lo cuentas y me haces reír. De hecho, nos llevamos tan bien que me entra vértigo. Es la falta de costumbre.
(Inciso. Soy una persona acostumbrada a recibir de las chicas las miradas que se suelen reservar para las lombrices que salen del suelo después de la lluvia, así que cualquier situación en la que haya un feedback de más de 10 minutos me da vértigo. Gracias por vuestra comprensión.)
¿Japón? No ha pasado "nada". ¿Política? ¿A quién le importa? ¿Crisis? Mientras tenga para pagar el café será suficiente. ¿Universidad? Ya se verá luego. ¿La cafetera hace ruido? Hablamos más alto. ¿El Barça empató ayer? Mejor no hablar de eso. Mi mundo, durante una hora, se ha limitado a dos tazas vacías y la persona enfrente a mí. Pensaba que había olvidado estas sensaciones.
Desde estas 9 de la mañana, odio la Termodinámica.
3 comentarios:
De verdad, gracias. Con tanto desastre resulta refrescante el constatar que la vida sigue y también lo hacen “esos momentos” que la hacen merecer la pena. Sigue con tus derrames, si no te importa.
Haz el amor con ella
Ya sabes, para qué hablar de lo que sucede ahí afuera cuando hay gente que ha estudiado (y cobra) para ello...
Mmmm... trolls. Hacía tiempo que no venía ninguno a visitarme!
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